No me gusta el invierno. Ni la lluvia, ni el frío, ni el viento, y lo peor, la falta de luz. No se si acabaré viviendo en un sitio donde el invierno no exista o sea muy flojito. Aunque parece ser que para apreciar lo bueno (veranito) es necesario pasar por lo malo, contrastes de la vida que sirven simplemente para eso, para que seamos capaces de valorar lo bueno.
miércoles, 4 de febrero de 2009
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